Muchas mujeres no están completamente informadas sobre lo que debería estar sucediendo allá abajo. Si sabes cómo debería verse y oler tu flujo vaginal, podrías saber cuándo eres más fértil o incluso detectar una infección. La secreción vaginal es producida por el cuello uterino y las glándulas vaginales. Está allí para mantener la humedad y la salud de los tejidos en esa zona. Esto puede ayudar a los espermatozoides a nadar hacia el útero durante la ventana fértil o, por el contrario, puede evitar que pasen. Eso es lo que hace el flujo “pegajoso”.

Puede que llegues a notar líquidos pegajosos en tu ropa interior unos días después de la menstruación, al mismo tiempo que aumentan los niveles de estrógeno. Tu flujo vaginal puede volverse pegajoso nuevamente uno o dos días después de la ovulación (el comienzo de la fase lútea), cuando la cantidad de fluido disminuye rápidamente.

¿Por qué el moco cervical se vuelve pegajoso?

Después de la menstruación o la ovulación, cuando termina la ventana fértil, el flujo vaginal pegajoso se convierte en una barrera que dificulta que los espermatozoides ingresen al tracto reproductor superior. En la fase lútea tu ovario produce más progesterona, que funciona de manera similar a la progestina cuando estás bajo un control de la natalidad con sólo progesterona. Esto hace que tu moco cervical sea escaso, con poca agua, lo que dificulta que los espermatozoides pasen del cuello uterino.

¿De qué color es un flujo pegajoso normal?

Si presenta un color amarillento pálido, con una contextura delgada, blanca, transparente y pegajosa, se considera que es normal, pero si se oscurece o comienza a producir algún olor, puede indicar una infección. Si sospechas que tu flujo vaginal es anormal, consulta a tu ginecólogo.

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